Dienstag, 25. Mai 2010

Novela

Esta es la primera entrega de mi primera novela la que entregare por extractos en este medio masivo de publicación. Espero su deguste y ensenanza.
Manuel Alberto Valderrama Gonzales.



En la penumbra con pesadez subo las escaleras, como ciego novato me guio con las manos, las frías paredes de mayo aguardan inquisidoras, no busco el interruptor, por el contrario, preciso de mas oscuridad aún, el aliento languidece y el corazón me atropella, la puerta, la llave y la cerradura, todo está en su lugar, excepto yo, podrá ser la televisión tan precisa para mostrarme los resultados, o deberé soportar más la potenciación a la N de la angustia, necesito calmarme y racionalizar que yo no soy un criminal, solo soy un sobreviviente, he sobrevivido al fin del mundo, cíclicamente con aburrimiento apocalíptico he oído como este mundo va a acabar, sin embargo, aun estoy aquí vivo y muriendo, casi inerte, con un único conocimiento seguro, que al morir, cuando este en el último segundo nada me diferenciara de cualquier otro hombre sobre la tierra, simplemente se acabo todo ahí en ese instante fugaz la realidad más manifiesta me llevara a dormir entre las sombras, no habrá bien, ni mal, ni oscuridad eterna, simplemente no habrá nada, una vez asumida nuestra insignificancia en el tiempo estamos listos para ser grandes, pero hay de aquellos ciegos que buscan abrigo en un porvenir que no está construido más que de falacias en terreno fangoso, el temor al castigo eterno después de morir fue la mejor herramienta para moldear la conducta, como bestias salvajes que se someten a la inercia y aprenden a comer mirando al suelo por temor al garrote, balan en busca de compasión, el alma le suda frio al sonido del gong, yo ya perdí la piel de cordero y por temor no me probé la de lobo, solo soy un humano desnudo de moral ortodoxa, he sobrevivido también a los gobiernos desastrosos, a la época del terror, al sida y a mis propios vicios, y ¿Cómo lo hice? No lo sé, solo fui barco de papel flotando en la circunstancia, sin pretender ser causa o manipular efecto alguno, la inacción me determino, pero hoy no, no esta noche, hoy hice uso de la probabilidad, esta noche jugué al titiritero, cerrando los canales forme el ducto, y ahora solo espero la confirmación, pero mientras, los sentimientos se contraponen en una guerra civil moral en mi interior, es mi creación, es mi crimen,

Antes que la televisión enciendo la radio, me derrumbo sobre la cama y en breve se filtra por la oscuridad Queen y su rapsodia bohemia, reviso lo acontecido mientras el entresueño me adormece,

Una fiesta patronal en la víspera del primero de mayo, sobre el anda reposa soberana bañada en flores la virgen del chapi, tan carente de culpa, cubierta por una frágil tela, delgada e inma-culada, antes de develarla los hombres comen, beben y bailan, mitigan su dolor viajando por la culpabilidad, combaten el fuego con fuego, y la imagen incólume, los rostros afligidos y los gestos piadosos, las flores, los pétalos, los favores y las promesas, el silencio se impone y todos ensayan su mejor gesto de dolor, mea culpa parece gritar cada poro de su piel, suave y cadenciosa la voz del cura da inicio a la misa en honor a la virgen, una misa al aire libre, la muchedumbre mirando al cielo, al suelo, al padre, se santiguan, la voz cadenciosa habla sobre el amor al prójimo, la perseverancia en la fe, un poco de historia y unas citas bíblicas muy precisamente escogidas, próximo al final la eucaristía milagro de amor, el padre acerca la ostia a los labios y musitando una oración secreta la parte en dos, mirando hacia abajo la coloca sobre la lengua de las que esperan limpiar el alma con la felación inmaculada, con los dientes labios y saliva degustamos la carne milenaria del viejo salvador, como antropófagos apasionados nos unimos en una sola masa y nos sentimos a salvo en la eucaristía orgiástica, los sentidos se abusan, amor y paz, las trompetas, bajos, saxofones y tarolas marcan el ritmo ebrio con que se desplazan los penitentes, todos levantan a la virgen sobre los hombros y avanzan lentos como la marcha al paredón, espectadores ajenos a la ceremonia ven pasar a la virgen que ya perdió el velo, tras varias vueltas y paradas se retorna al lugar de origen y empieza la verdadera celebración, adiós dios de los judíos, bienvenido baco, la noche suelta con goce el rumor pagano a través de los labios ardorosos, la orquesta deja en el olvido aletargantes ritmos y se lanza con las cumbias y los huaynos, orgiástica escena elucubrada en el corazón del infierno, las bombardas y los castillo, fuegos y petalos de rosa, la fe explota y se desborda, todos beben.

En un rincón de la calle, Adán se mantiene encerrado en sí, observando, como observan los viejos edificios a la vida circular, para él su presencia no se debía a razones de fe, ni a preten-siones copulatorias, en su mente tenía planeado culminar unos negocios con un amigo arequipeño, un hombre corpulento pero de estatura menos que mediana, de trato tosco mas que rudo, pero con una sonrisa orgullosa de sus dientes amarillos, se saluda con todos a través de un inesperado abrazo y bebía cerveza con todos los grupos, algunos lo alejaban del grupo para hablarle a solas, pero el pronto de un tirón los llevaba al centro de la fiesta, y como era costumbre de todos los años en medio de la noche hacia su promesa de ofrenda para la virgen, todos guardaban silencio y ponían el rostro serio,
-yo Francisco Matías Huamán Ponte, me comprometo, el próximo año a correr con los gastos de las cerveza, la comida y a comprar un anda nueva para la virgen, - alzaba su vaso y bebía como sellando su ofrenda, Don Pancho le decían los que se creían de su confianza, se dedicaba a prestar dinero a todos sus paisanos en lima, sean estos comerciantes o trabajadores, participaba de sus fiestas y se interrelacionaba con ellos, sus inicios en la capital fueron como la de todo provinciano, durísimo, especialmente por ser de Arequipa, las relaciones entre arequipeños y limeños no siempre fue buena la superioridad se la apropiaban ambos; la familia(según lo que contaban sus amigos) de Francisco en Arequipa era pobre, solo tenían unas tierras que no producían mas allá de la tercera parte de su capacidad, producto de los malos manejos del padre que desaprovecho así los beneficios aparentes de la reforma agraria, compro buenos trajes, buenos vinos y malos tractores, hizo muchos hijos ilegítimos y muchos malos negocios, Francisco creció viendo la decadencia y por orgullo no podía vivir más en Arequipa, su padre ebrio al verlo partir no se atrevió a decirle: no te vayas, llegó a Lima con una misión personal, hacerse de un lugar en la capital y regresar a Arequipa a reflotar las tierras del padre, el terrorismo le quito la necesidad de lo segundo, llegó a vivir a casa de un tío que operaba un almacén de granos en La Parada, éste tío lo empleaba como estibador durante el día y por las noches debería quedarse a dormir en el almacén haciendo las veces de guardián, acompañado por dos perros chuscos fieros como dos capitalistas neoliberales, armado con un machete esperaba todas las noches a los ladrones que nunca llegaban, pero si sostuvo cruentos combates con las ratas que paseaban sus panzas por el frio piso del almacén, el tío de francisco le cogió cariño y le respetaba pero solo le pagaba lo mismo que a cualquier otro estibador con la única diferencia que a él lo alimentaba,
-Panchito, lo que daría por ver a mis hijos trabajando como tú, pero ellos solo quieren estudiar, desprecian este negocio del que comen y visten, del que consiguen esas limeñas flacuchas y pintarrajeadas, tu abuela Panchito, esa si era una mujer daba a luz y seguía trabajando en la chacra, como si nada, a estas mujeres de acá se les caería el brazo si trabajaran la mitad de lo que trabajaba tu abuela,
-no ¿crees? Tío que es bueno estudiar, ser profesional tal vez tus hijos quieran progresar,
-¿progresar? Sobrino, siempre he sido comerciante y tengo dinero a montones, gano más que un doctor o un abogado y ni siquiera la secundaria he terminado, si quieren estudiar que estudien, pero, de ¿de qué me sirve a mí un doctor o un literato? ¿Por qué no estudian algo que sirva para el negocio? Porque no vienen aquí a ayudarme aunque sea con las cuentas,
-tal vez no les guste este lugar,
-lo desprecian sobrino, y sé que en el fondo me desprecian a mi por ser ignorante, y no como los padres de sus amigos, creo que los eduque mal, ahora te veo a ti y pienso que debí traerlos a trabajar acá desde niños, pero bueno, y tu sobrino ¿Cómo estas acá en Lima? Te gusta te acostumbras,
-Es dura Lima, allá en Arequipa las chicas me buscaban, acá ni me miran por ser cargador, el trabajo paga poco y si no fuera porque tú me das donde vivir y que comer estaría tan mal como los demás cargadores,
-¡no sobrino! No es lo poco que ganan lo que los tiene así, es lo mucho y mal que gastan, be-ben a diario y mantienen a dos o más familias incluso, tienen muchos hijos y no valoran el dinero hasta que lo ven agotarse y por ende no se valoran, ellos siempre serán cargadores es su destino,
-¿y el mío tío? crees que deba serlo siempre,
-¿acaso es a lo que viniste? Antes apenas cargabas un saco, pero ahora cargas de a tres como el mejor, ¿es ese tu reto en la vida? ¿Luego que vendrá, demostrar cuanta caña puedes tomar y a cuantas hembras te puedes tirar?
-no, tío eso no,
-entonces, dime ¿Qué ves de acá a diez años? Como crees que estarás
-no lo se
-¿no lo sabes? O no confías en mi ¿Qué quieres? Estudiar ser un comerciante, vivir a la deriva, doblar el lomo hasta que olvides de qué color es el cielo,
-ser profesional supongo,
-ya te me contagiaste del bicho limeño, es el sueño de todo provinciano iluso, te lo repito, son estupideces el poder viene del dinero, todo en la vida tiene un precio y ese precio es en metálico, sé un abogado o un contador y te prometo que estarás haciendo taxi, o trabajando par alguien como yo en el mejor de los casos
-Te digo que no lo sé ,solo no quiero seguir así mas tiempo,
-aprende el negocio sobrino, pronto en uno o dos años, mas abriré un almacén y ahí te quiero a ti, yo no pude hacerlo antes porque no tengo en quien confiar, y mis hijos parecen hacerse los desentendidos, ¿Qué dices?
-tío no te voy a defraudar esa es una oportunidad que no esperaba,
-somos una familia y a la familia se protege y se ayuda, y si algún extraño hace eso por ti tenlo por tu familia y si tu familia no lo hace, tenlos por extraños,
-a partir de mañana te dedicarás a cobrar por las tardes así que cómprate ropa un poco decente, y arréglate.

La luz al final del túnel provenía de su misma sangre, con la promesa del tío Francisco se entrego mas al trabajo, empezó a seleccionar a los estibadores mas fuertes mas agiles para acelerar las descargas más rápidas, despedía a los que descubría robando, así fuese solo medio kilo de grano, muchas veces el asunto terminaba en una pelea, algunos cargadores lo trataban como engreído del dueño, otros lo respetaban y se le mantenían leales,
-joven Francisco, es usted, bien trabajador, como nosotros, pero usted ha tenido una suerte que nosotros no, usted es sobrino del jefe, por eso le envidian, yo también lo envidio pero sanamente, por favor no deje de llamarme para cualquier trabajo,
-está bien Marcelo, no te preocupes, si entiendo cualquier cosa, cualquier cosa que necesites pídemela, dentro de lo posible que sea lo hare,
-la verdad joven Francisco a eso venia, aunque me da un poco de vergüenza decirlo, pero la necesidad me obliga,
-solo dilo, hombre tienes como veinte años más que yo deberías hablarme con franqueza
-está bien, lo que ocurre es que uno de mis hijos, esta enfermo, y las medicinas que ha reco-mendado el médico es carísima y no tengo dinero para comprarlas, solo quería saber si me puede usted facilitar, algún dinero, para comprarla, yo se la devolveré con intereses,
-¿y porque no le pides adelanto a mi tío?
-su tío cree que lo quiero para la cantina o gastarlo con mujeres, además ya lo han intentado otros y nunca acepta adelantar,
-lo mismo pensaría yo, que te he visto hace unos días bebiendo como descocido
-es que usted sabe que la enfermedad se presenta cuando uno menos lo espera, si hubiera yo sabido que esto iba a pasar, pero ni modo las cosa suceden por voluntad del señor , tal vez sea una llamada de atención, vamos si gusta lo llevo a mi casa para que vea usted a mi hijo
-vamos ¿Dónde vives?
-en El Agustino.

La casa de Marcelo era pequeña y tan miserablemente acogedora, poseída por el espíritu de la pobreza, cuatro niños acostados en una cama listos a descansar asomaban la cabeza por debajo de la frazada para husmear quien era aquel intruso, la esposa de Marcelo daba el ultimo biberón de té a uno de sus párvulos antes de mandarlo a dormir, una televisión a blanco y negro forrada con una mica de colores que recepcionaba mal la señal, la esposa de Marcelo sirvió te y pan con queso, Francisco miró al pequeño enfermo y la esposa corroboro la historia, la mujer no podía trabajar porque alguien debía atender a los niños, y el dinero de Marcelo apenas se asomaba a cubrir las necesidades, los niños en la cama empezaron a pelear, Marcelo se les acercó amenazante con la correa en la mano y los calló, Francisco facilitó el dinero a Marcelo y se retiro al almacén.

Paso el tiempo y Marcelo pago el dinero adeudado insistió por dignidad y orgullo en los inter-eses pero Francisco no acepto, otros estibadores se enteraron del favor que este hizo a Marcelo y tentaron suerte, los motivos eran a veces triviales y otros eran un cuento de desgracias casi inverosímiles, pero, Francisco accedía igual en nombre de la amistad y la amistad no permite el interés más si el abuso y el engaño, Francisco vio como en muchos casos el dinero facilitado se iba en mujeres y tragos, como los demás disfrutaban en banalidades el dinero, que él con una vida ascética había ahorrado, y comprendió lo injusto de la situación, todos esos pobres hombres vivían atrapados por el vicio y una moral decadente, y aprovechándose de él. Le querían y le eran leales, no como a un coronel que guía a sus soldados a muerte en gloria sino como a la res que provee los lácteos.

Transcurrieron prontamente dos años, Francisco conocía las cotizaciones diarias de los granos, el auge de la especulación sostenida apoyada por la hiperinflación, la moneda nacional que caía junto con el orgullo de ser peruano todas las tardes junto con el sol, eran los años maravillosos de los grandes almacenes y de cualquiera que pudiese proveer algo de comida a cualquier costo, pero toda maravilla contiene n su lado oscuro, como si se empeñase siempre en demostrar que el bien y el mal son tan relativos como el ser humano, y el lado oscuro de la especulación eran los saqueos, manifestación del hambre la decadencia y la desesperación, con ello negociaba el especulador, no con abarrotes, no era oferta ni demanda, era vida o muerte, conforme se acaban los recursos y lo derechos del hombre se acaba también su dignidad y pronto nos asemejamos mas al animal que solo tiene en mente comer a como de lugar, la carestía rindió sus frutos, el tío de Francisco reunió el capital necesario para aperturar un nuevo almacén, en el interin de ese tiempo vieron ellos como una masa extraña se apodero de las calles, para vender a la intemperie y mas barato, aquello que ellos protegían en costosas instalaciones, pero aun así el mercado es prodigo para con sus hijos mas desalmados,

Los tratos previos para la adquisición del nuevo local se agotaron, solo quedaba, aportar el efectivo, Francisco acompaño a su tío, a retirar un promedio de cien mil dólares, Francisco conducía la imponente camioneta Cherokee del ochenta y cinco, eran las tres de la tarde y el verano del ochenta y siete se mostraba tan bochornoso como la verdad, de regreso a La Victoria por la avenida Aviación, otra camioneta Cherokee, adelanto a Francisco y freno en seco delante de éste, Francisco bajo del auto a ver que ocurría a pesar de que su tío se lo prohibió, una bala atravesó su cabeza y el sol del verano aquel no volvería a irritarle la vista.

En algún lugar estuvo el alma del tío de Francisco antes de nacer y en otro lugar desconocido habrá de estar al morir, pero su cuerpo quedara confinado bajo cemento y madera, el tiempo demolerá esa estructura humana y la magia será el consuelo a nuestra ignorancia, el final le llego intempestivo y borro su figura de vista alguna, solo en memorias minoritarias y con vaci-lante nitidez se le vera, incluso la tristeza familiar se hará intermitente hasta desaparecer, pero, a la muerte tras muerte violenta le acompaña la ira la venganza y el deseo de hallar al culpable; y los hijos hallaron al culpable, sin más pruebas que el raciocinio, y la figura para ellos estuvo siempre clara y es como se la explicaron a los policías:

Francisco era un hombre pobre sin más esperanzas para la vida que ser capataz de unos cuántos cargadores, joven frustrado proveniente de una familia en decadencia, explotado por un tío lejano, tuvo él desarrollar una envidia y un odio a aquel que prodigaba a sus hijos de algo que él nunca conocería, estatus, el vivía solo como un miserable de la monedas que obtenía por doblar el lomo, pero, cuando el tío cometió el error de abrirle los ojos abrió también la caja de pandora que los hombres llevan por corazón, Francisco no se dedico dos años a aprender el negocio sino a medir la fortuna del tío, a plañera el golpe final, pero, como robar sin perder la dignidad, porque ese arequipeño infeliz era tan pusilánime que ni siquiera asumiría su condición de ladrón, necesitaba disfrazarlo todo y quedar como héroe o víctima, y aunque perdiera parte de lo codiciado no perdería la dignidad, después de todo para eso sirve el dinero; él se puso en contacto con los secuestradores, dio el dato preciso, pero no conto con lo mismo que su tío no conto, la avaricia del otro, los criminales lo traicionaron, mataron al tío y a su desleal sobrino y huyeron con el dinero que encontraron, olvidaron el secuestro y optaron por lo inmediato, tomaron todo y desaparecieron. Era esta la versión del hijo mayor del tío de Francisco y en ello trabajaba la policía, pero no daba con ninguna pista concluyente y teniendo a Francisco en estado de coma tampoco se podía avanzar demasiado.

Francisco dormía en estado de coma, al despertar no, le esperaría sus padres ni esposa alguna, solo unos policías mas preocupados en su declaración que en su estado, a ellos no le interesaba ni siquiera hallarlo culpable o inocente, solo les interesaba terminar con ese trabajo cuanto antes mejor, no había nada que ganar ahí, él no sabía nada y ellos lo sabían, la gran masa de carne y hueso tal vez quede cuadripléjico, y sin saber porque, ni siquiera sabe lo que ocurrió, solo esta vagando por lugares confusos.
El informe final de inteligencia exculpaba al ciudadano Francisco ante la sociedad, pero no ante la familia, la familia nunca aceptaría que se trataba de unos terroristas que pedían cupo a Don José, y que este se negó en varias oportunidades, motivo por el cual fue asesinado, el dinero según algunos testigos no fue cogido por los asesinos sino por diversos transeúntes que fungían de samaritanos, pero, en el fondo eran solo saqueadores, la forma en que dispa-raron al vehículo destrozo la carrocería y el cuerpo e Don José quedo peor aún, no había nada más que pudiera informar la policía, no había a quien encarcelar, no había consuelo, solo fugitivos de un movimiento incomprendido, la policía retiro la guardia entorno al paciente Francisco Huamán, y así la palabra desahucio se aproximaba a rotular al arequipeño.

Al cabo de unos meses Francisco despertó, solo un milagro podía salvarlo, y ese milagro ocu-rrió un primero de mayo, Francisco volvió a nacer ileso en el cuerpo mas no en el alma, la me-moria le volvió rápida y lacerante como una sentencia de dios, recordaba los hombres bajando del auto y como su mirada se perdía en el cielo, el hallarse en un hospital le permitía imaginarse el resto sin mucho esfuerzo.

La belleza es algo extraño que se posa lo mismo en la rosa matutina como en un campo de batalla medieval, y estamos lejos de comprenderla porque no la vemos con ojos mundanos sino que en vana pretensión pretendiendo desprendernos de nuestros defectos acusamos aquello que se nos antoja perfecto de bello, lo fino, lo foráneo y coronando nuestra ignorancia lo incomprensible reinan en los parámetros de belleza, acaso no fue bello el jorobado explicando el porqué de su amor a ella, lejos estamos de comprender la belleza como lejos estamos de comprender la verdadera miseria y la verdadera alegría, el autoengaño en la humanidad es tan grande como el amor de dios, solo nos embarga una vaga idea de sentimiento tan laxa que no llegamos a morir en ello, hay belleza en los nacimientos y en las muertes, lo mismo ambos encierran paz como violencia, solo la ilusión, el querer determina el adjetivo; y así era bello el dolor de Francisco, como violenta era su confusión y era también abrigador su temor, tan reducido, tan expectante en la confrontación de la realidad, tan liviana se hacia su estructura, todo era silencio, pero sin orden, la verdad estaba cerca, ¿y quién la quería saber pronto?, para que ir a la luz si crecimos en la oscuridad, para que voltear a ver la luz que produce la sombra, para matar la incertidumbre, si hay algo que no soporta el hombre es el no saber, lamentablemente a veces el saber se hace insoportable, no era el estado de su tío lo preocupante para él, sino, su propia condición lo que le preocupaba, el tío era un flash vago de dolor, pero el mañana se le presentaba aplastante, solo en un hospital rodeado de enfermos abandonados, solo en-fermedad y desolación le rodeaban, y no resultaba consolante ver más dolor en la cama contigua, su mente vago hasta refugiarse en los confines más lejanos de su niñez hasta tum-barse nuevamente sobre hierba húmeda y sentir los senos cálidos de una madre, un gesto amable cualquiera destapaba el champagne del dolor, invade el ambiente una calma rígida e incómoda, Francisco dirige la mirada a la figura que se le acerca inexorable, y aun sin lograr reconocerla del todo las palabras le alcanzan lacerantes y atropelladas:-¡tu! Asesino, hiciste asesinar a mi padre- y la figura se marcho sellando con su espalda la prisión de tormentos, no había mas que pensar el tío José estaba muerto, lo mejor será dormir o buscar cualquier for-ma de ausencia.

Pero, no importa cuánto sufra uno y cuanta desolación cerque a la persona el mundo no se detiene y habían cosas concretas que afrontar, como la hospitalización de Francisco, ello tiene un costo material monetario, y no se basa en un juramento hipocrático, ni en amor al prójimo ni en compasión piadosa, ni siquiera pensar en la ciencia al servicio del hombre, es solo dinero constante, fluyente y radiante, billetes con olor a amoniaco y monedas con bacteria son el motivo del sistema.
Si bien los médicos no concluyen determinantemente si el coma anula todas las percepciones del hombre, al menos los estímulos fuertes no reciben acuse de recibo,

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